En el aprendizaje de cualquier disciplina, el cerebro del ser humano realiza una serie de procesos cognitivos para la retención de la información, que se basa en la modificación en la fortaleza de determinados circuitos neuronales. Estos procesos parten de una recepción de datos, comprensión de la información y su retención. Para que todo ello se lleve a cabo, es imprescindible que los procesos se repitan con cierta frecuencia antes de asimilarlos completamente. Además, estos conocimientos se pueden consolidar a través de la retroalimentación positiva o negativa.
Para el aprendizaje de las artes marciales, la destreza física y la filosofía ancestral convergen en una manifestación única: el Kata (型 o 形). Se traduce literalmente por «forma» y consiste en una secuencia de movimientos precisos establecidos en un orden concreto. El origen histórico del kata nace en la restauración Meiji (1868-1912), donde se pierde el interés por los sistemas de lucha existentes (bujustu) al establecerse el nuevo imperio japonés, lo que tuvo como consecuencia la prohibición del porte de armas. A esto se le sumó un análisis de los propios maestros de artes marciales que vieron sus disciplinas como símbolos anacrónicos de una sociedad cambiante. Todos estos factores propiciaron una renovación de estos sistemas de combate, fundando las artes marciales modernas o budo. Este nuevo enfoque confería a las artes marciales de una connotación cultural que permitió que perduraran en el tiempo. El budo, además los contenidos físicos de las artes marciales, implementaron elementos filosóficos, a fin de integrarlas en la vida diaria de los practicantes y encontrar una utilidad más allá de las contiendas.
Algunos autores consideran el kata como un método de aprendizaje somático, muy importante en la cultura pedagógica japonesa, basado en la repetición, imitación y dominio de una forma aceptada de arte. Es decir, se da por hecho que un kata perfecto presenta calidad y aporta un conocimiento a la práctica. La creación de nuevas secuencias solo está permitida para maestros con grandes habilidades y reconocimiento que tras muchos años de práctica sienten el impulso creativo de progresar a un nuevo nivel. En relación con el aprendizaje en la cultura japonesa, se considera que la personalización de una técnica puede realizarse una vez se ha dominado completamente el arte practicado.
Para proceder a la difusión en enseñanza de estas artes, se hizo necesaria la estructuración de los ejercicios fundamentales en kata, ya que no podía ponerse en práctica real al no existir ningún conflicto en el que fueran de utilidad. Tal ha sido la importancia en las artes marciales, que una gran mayoría prioriza la práctica de kata frente al combate, sobre todo en aquellas que no tienen tanto peso en las competiciones deportivas.
En el aprendizaje mediante kata pueden distinguirse tres fases: 1) aprender la secuencia, 2) corregir la postura y la técnica, y 3) comprender. El aprendizaje a través del uso del propio cuerpo y la comprensión de una estructura interiorizada aporta un conocimiento mucho más rico. Durante la enseñanza del kata, la interrupción del mismo se considera negativa para el estado de concentración del practicante y su experiencia interna, por lo que el maestro debe identificar el error y esperar el momento adecuado para emitir su corrección, así como expresar aprobación cuando el practicante lo ejecuta correctamente. Este método de enseñanza puede ser complicado de comprender para el sistema occidental, que parte de dar el máximo de información desde el inicio y ser poco tolerante con los errores.
Ciertamente, el concepto de kata ha sufrido una «sacralización», llegando en algunos contextos a convertirse en una experiencia casi religiosa. Esto se ha explicado en relación a la desvinculación de las artes marciales respecto a las situaciones de defensa personal reales, ya que una respuesta rápida y letal de defensa es demasiado peligrosa para la práctica diaria, haciendo que la práctica de las artes marciales de trasladen a un contexto seguro para los practicantes y, por tanto, menos realista. La otra cara de esta sacralización en muchas artes marciales lleva a que el contenido de la misma se convierta en algo restrictivo y anacrónico para los practicantes actuales y futuros, capando la creatividad de estos.
En nuestro contexto de Aikido Shodokan, estas secuencias de técnicas hacen las veces de temario docente con los contenidos más importantes de un arte marcial, muchos de ellos girando en torno a un tema concreto (defensa personal, técnicas básica, etc.). Cada arte marcial y variante de la misma cuenta con un número y una concepción diferente de katas. Tal como en judo existen 8 katas, en Aikido tradicional Ueshiba no mencionó ningún kata en sus escritos. En Aikido Shodokan, existen tres katas principales de los que pueden partir el resto de técnicas y conjuntos. Por orden de importancia: Junana hon no kata, Goshin no kata y Nage no kata. Además de estos, existen otros conjuntos de técnicas organizadas de una forma concreta que no constituyen el núcleo de katas del Aikido Shodokan, como Suwari waza, goshin ho o tanto Kaeshi Waza. Estos conjuntos son, en su mayoría, aplicaciones de las técnicas mostradas en los katas principales. Es más, dentro de cada uno de los katas de Aikido Shodokan, pueden distinguirse agrupaciones de técnicas con elementos comunes.
Dodd, S.; Brown, D. (2016). Kata – The true essence of Budo martial arts? Revista de Artes Marciales Asiáticas vol 11(1) (pp 32-47).
Rosenbaum, M. (2004). Kata anf the Transmission of Knowledge: In Traditional Martial Arts. YMAA Publication Center