Nuestros cuerpos policiales no saben a qué se pueden enfrentar cada día cuando salen de servicio. Se ha dado el caso de personas que al ver a los agentes se comportan con toda la calma del mundo, pero posteriormente, en medio segundo, cambian radicalmente, haciendo uso de la violencia, e incluso mostrando armas blancas. Es por eso, que tienen que estar muy bien preparados, aunque por suerte, la inmensa mayoría de conflictos se resuelven pacíficamente.
En este artículo, vamos a hablaros de algunas técnicas de Aikido que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de España pueden llegar a usar, si la situación lo requiere.
Hay que decir que las técnicas no se aplican de forma ‘pura’. Siempre que hay que usar la fuerza, es porque hay un conflicto que ha escalado en tensión, llegando a aparecer la violencia, o porque una persona, al no obedecer las órdenes legítimas de los agentes, llega a cometer la infracción o el delito, según el grado, de desobediencia y resistencia a la autoridad. Según el caso, se usa una sola técnica, o se empieza con una y se termina con otra, también se ejecuta una técnica después de aplicar presión en las zonas más sensibles, etc. A causa de la tensión que provoca una situación de violencia, las técnicas no salen perfectas estéticamente, pero si se entrenan cumplirán su función, la cual es reducir al sujeto sin provocarle lesiones, o las mínimas y más leves posibles.
Ude hineri: Es casi la técnica más usada. Cuando una persona empieza a dar problemas por su negativa a colaborar, o se prevé claramente que puede agredir a los agentes o a terceras personas, se aprovecha el momento en el que se crea un hueco entre su brazo y su cuerpo, para introducir en ese espacio el brazo del agente o la defensa, bloqueando el codo y el hombro. Se ejerce presión en el hombro o en el tríceps, haciendo que el tronco de la persona a reducir se incline hacia delante. Con la mano que le queda libre al agente, se ejerce más control sobre el mismo brazo, o se hace presión en la cabeza para ayudar a que la persona continúe inclinada. Esta técnica permite reducir y controlar posteriormente llevando al sujeto al suelo, o conducirlo de manera segura a una zona apartada o al vehículo policial.
Kote gaeshi: Esta técnica puede ser muy usada. Es la luxación de muñeca que surge de hacer girar la mano hacia el exterior del cuerpo. Es muy fácil de ejecutar y muy versátil, lo que permite resolver muchas situaciones distintas. Desde el agarre de un agresor a un agente, o cuando una persona a desalojar de un lugar se agarra con fuerza a mobiliario urbano u otra persona, o el conductor que se agarra al volante de su vehículo cuando los agentes le ordenan que baje del mismo. Todo depende de la oportunidad y de que la postura de la persona sea propicia para usar esta técnica.
Kote mawashi: Esta técnica es muy útil tanto en conducciones como en controles en el suelo. Se trata de una luxación de muñeca donde, ejerciendo presión en el dorso de la mano, se aproxima la palma al antebrazo y se rota hacia el dedo meñique. Después de controlar a una persona con ude hineri y llevarla al suelo, se puede aplicar kote mawashi para mayor control del mismo. Una vez realizada en el suelo con el individuo boca abajo, se pueden sustituir las manos del agente por su rodilla para mantener la luxación, lo que le permite tener las manos libres para realizar un cacheo al individuo, además de ejercer presión con su propio peso en la espalda de éste. También se puede usar esta luxación durante un forcejeo, o sorprendiendo a una persona alterada por detrás, para posteriormente conducirla a una zona apartada o al vehículo policial.
Hay veces en las que no se puede evitar el conflicto, y, además, no se puede realizar el control de un sujeto agresivo de forma segura, por ejemplo, cuando una persona intenta golpear a un agente. En estos casos, el agente tiene que defenderse, para lo que se suelen usar técnicas de golpeo, como gyakugamae ate y aigamae ate. Conocemos la experiencia personal de un agente de policía que, en dos ocasiones distintas, tuvo que hacer uso de estos dos golpeos, para repeler agresiones que le sobrevinieron, tanto de frente como por la espalda.
Gyakugamae ate: Se trata de golpear con la parte blanda de la palma de la mano el lateral contrario (desde la perspectiva de estar agente y sujeto agresor enfrentados cara a cara) de la cabeza del oponente, a la altura de la sien, cruzando el brazo, de manera que, si se usa el brazo izquierdo, esta mano impactaría en el lateral izquierdo del sujeto. El golpe se acompaña del giro del cuerpo del agente sobre su eje vertical. De esta manera, se trata de buscar que el individuo pierda el equilibrio al aplicar fuerza en la cabeza, que es uno de los extremos del cuerpo, haciendo que pierda su centro de gravedad. No se busca noquear con el golpe, si no de hacerle caer al suelo por pérdida de equilibrio.
Aigamae ate: La intención de este golpeo es la misma que la del anterior, derribar al individuo haciéndole perder el equilibrio, pero la ejecución es distinta. Hablamos de un golpe con la palma de la mano en la mejilla del mismo lado de la mano que se usa. Es decir, si para este golpeo se usa la mano derecha, se golpea la mejilla izquierda. De la misma manera que en el anterior golpe, el agente gira su cuerpo sobre su eje vertical para acompañar el golpe de la mano.
Estas son algunas de las técnicas de Aikido Shodokan que más se suelen usar en intervenciones policiales, ya sea por su facilidad de aprendizaje, facilidad de aplicación o por su efectividad. Pero hay muchas más, tantas como situaciones distintas se pueden encontrar nuestros agentes.
Desde aquí, aprovechamos para agradecer a nuestros compañeros de Guardia Civil, Policía Local y Policía Nacional, el contarnos sus experiencias, así como la labor que hacen cada día para garantizar nuestra seguridad.